Me siento cual aprendiz de pocero en su primer día de trabajo al tener que hablar sobre ésto. Haciendo de tripas corazón, vamos a intentar reflejar las realidades que han salpicado a la Federación Internacional de Fútbol Asociado, que muchos ya sabíamos, pero que quizás por el falso bien de éste deporte, habíamos preferido obviar.
La cara de 'ésto no va conmigo' lo dice todo |
En primer lugar, está claro que Joseph Blatter no es una hermanita de la caridad y que, por mucho que se hayan empeñado en señalar esta última década, no dirige una ONG dedicada a sacar de las peligrosas calles de países subdesarrollados a niños en riesgo de exclusión social mediante el mágico sistema de darle una pelota de fútbol y una camiseta de merchandising. ¿El fútbol rompe fronteras? NO. Es cierto que, durante 90 minutos, puedes estar de acuerdo con alguien a quién ni siquiera dirigirías la palabra, pero acabado el partido, "usted y yo no tenemos absolutamente nada que ver, señor mío". Por obvio que parezca lo que se acaba de exponer, es la muestra evidente de que no rompe fronteras, y que la crisis de los balcanes no la resolvió el fútbol, ni los gettos de Sudáfrica han desaparecido por haber llevado allí un mundial. Tanto en 2010 como en 2014, se barrió para esconder la basura debajo de la alfombra y una vez que se fueron las cámaras...la vida siguió exactamente igual. ¡EL FÚTBOL SIRVE PARA DISTRAERSE, SEÑORES! ¡NO ES UN ARMA CONTRA LA DESIGUALDAD, NI CONTRA EL RACISMO, NI CONTRA NADA DE ESO! El pobre seguirá siendo pobre con o sin fútbol, y el racista no va a cambiar su forma de ver las cosas porque otro tipo le dé patadas a un balón.
Después de esta retaíla de perogruyadas, no sé que me puede quedar por decir para demostrar que no son argumentos válidos, ni siquiera moralmente, para otorgar la celebración mundiales o para amañar partidos en la competición más importante que existe dentro de éste deporte (con todo el respeto del mundo para la Champions League y la Libertadores, un mundial es un mundial). Y el señor Joseph Blatter (junto con su grupo de mafiosetes de medio pelo) se ha aprovechado de su cargo para enriquecerse de un modo obsceno a costa de manipular la ilusión de millones de personas por presenciar una competición que, por lo menos durante un mes (la duración de la misma), hace olvidar tristezas y alegrías de la vida cotidiana para poder reír con las celebraciones africanas de los goles, o llorar porque un portero coreano ha parado el penalti decisivo.
¡INJUSTICIA!...no hay otra palabra |
¿De verdad nos vamos a escandalizar ahora porque la FIFA estaba corrupta? ¿Me van a decir ahora, 2015, que PUEDE que Corea recibiera ayuda arbitral para llegar a semifinales? NO, NO es un PUEDE. Las eliminaciones de Italia y España en 2002 fueron la mayor vergüenza de la historia del fútbol y que los dos mundiales siguientes fueran "ganados" por los dos damnificados huele que apesta (sin ni siquiera perder el orden de eliminación: 2006 ganó Italia -eliminada en octavos en 2002- y en 2010, España). Me "jastidia" haber ganado un mundial y que parezca ahora que nos lo dieron "para que dejen de quejarse". Dicho esto, el señor Guus Hiddink, seleccionador de Corea del Sur allá por 2002, al cual no olvido desde estas líneas, no ha salido aun a pedir perdón por haber tenido la suma desfachatez de llamarnos, a ambos combinados, malos perdedores. No nos gusta el rencor, pero tampoco la amnesia. Y vamos, que después de pretender cambiar el calendario de todas las ligas del mundo para que se dispute un mundial en ¡QATAR! ¡LA CUNA DEL FÚTBOL! nos llevemos las manos a la cabeza, es de un cinismo que roza la hipocresía (quede dicho que, el hecho de que Putin compre la celebración de un mundial, tampoco está bien, pero creo que es el menor de los posibles temas de debate sobre la gestión del gobierno ruso).
En resumen, la FIFA, a día de hoy, es quizás la institución con peor reputación del planeta. Pero no cabe duda de que el primer paso es reconocerlo y, con esta persecución por parte de las autoridades, se vislumbra un rayo de esperanza que, por desgracia, no me cabe la más mínima duda de que el que venga detrás de Blatter se encargará de tapar. Pero esta bien, de vez en cuando, creernos que aplicamos justicia en aquellos sórdidos rincones del mundo donde NUNCA JAMÁS la habrá.
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